miércoles, 7 de febrero de 2018

En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: —¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Mateo 14:31



La duda, etimológicamente del latín “dubitare” que significar no decidirse entre dos cosas o actos. Por supuesto la duda puede generarse entre más de dos cosas, y surge antes de tomar una decisión, cuando no se sabe qué elegir.

La duda es una indeterminación entre dos decisiones o dos juicios. Se trata de una vacilación. Un estado de incertidumbre: donde hay dudas no hay certezas. Si una persona duda sobre algo, no está seguro de la validez de esa cuestión.

Los discípulos del Señor estaban navegando sobre el Mar de Galilea, cuando se desató una tormenta y el viento les era contrario. Los relámpagos iluminaban de tanto en tanto y de pronto ven una figura que viene caminando hacia ellos, creyeron que era un fantasma. El temor se apoderó de ellos.

De pronto oyen la voz del Señor que les dice: Cálmense, soy yo. Al temor se suma la duda, ¿Será de verdad el Señor?. Pedro le dice: Señor, si eres tú manda que yo vaya caminando sobre las aguas hacia ti. Jesús le dice: Ven.

Pedro deja la seguridad de la Barca y comienza a caminar sobre las aguas, no sabemos cuantos pasos dio. Pero caminó, de pronto su mente comienza a actuar “esto no es posible, nadie puede caminar sobre las aguas sin hundirse”. Deja de mirar al Señor, sus oídos oyen el viento y las olas y la duda se apodera de él, y comienza a hundirse. Entonces vuelve su mirada al Señor y clama: Señor ayúdame. Y el Señor lo toma de la mano y le pregunta: ¿Porqué dudaste?

La duda nos impide ver la obra de Dios, nos llena de incredulidad, nos roba la fe. El Señor quiere usarnos para hacer grandes cosas en nuestra sociedad, pero es necesario que dejemos la “seguridad” y “comodidad” de la barca y caminemos sobre las aguas, con nuestros ojos fijos en Él. Pero la duda nos roba el privilegio de experimentar cosas trascendentales, de vivir en los sobrenatural, de realizar maravillas.

JESÚS NOS INVITA A SALIR DE LA BARCA Y CAMINAR SOBRE LAS AGUAS.

LA DUDA NOS IMPIDE VER LA OBRA DE DIOS.

Julio Walter Carrizo

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